miércoles, 8 de junio de 2011

Naranjas de la China


Incontinente lorza desatada,
desvergonzada inmundicia lega,
úbrida mangui de lacia jeta,
desparrama su presencia nefanda
por el albañal de boca tan infecta.

Del muladar en el que asienta
su acrisolada catadura penca,
siempre procura ganancia cierta
con la que embutir cualquier afrenta
por dictado de quien la alienta.

De entre todo el gallinero,
la clueca de más esmero
aliviando fétidos huevos hueros,
incontinente desafuero
con el que perfumar el pudridero.

Exhibicionista impúdica y ridícula,
procaz agitadora de criaturas,
semejante leviatán torticero,
cuyo mejor destino y paradero
fuera una casa de rufas.

Boceras del rincón artero,
de coños sucios y rastreros,
donde solo mana y anida
el jugo de la incuria
cuando se engrasa con dinero.

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